“Me enfoco en el trabajo y eso es lo que realmente absorbe mi tiempo y mis esfuerzos”, dijo el veterano realizador de 83 años, al ser preguntado por el movimiento #MeToo, en el marco del cual tomaron nuevos bríos las acusaciones en su contra de su hija adoptiva Dylan Farrow.
“No pienso en los movimientos políticos o sociales, no estoy equipado mentalmente para tener mucho conocimiento sobre esas cosas”, dijo.
Allen siempre ha negado las acusaciones de haber abusado de Dylan cuando esta tenía siete años, a principios de los años 1990.
En su momento, dos investigaciones no hallaron pruebas suficientes como para inculparlo, pero Dylan, respaldada por su madre adoptiva (y expareja del director) Mia Farrow y su hermano Ronan, renovó sus señalamientos en los últimos tiempos a la luz del movimiento #MeToo contra el acoso.
La polémica deterioró la imagen de Allen, llevando a varios actores que trabajaron a sus órdenes a distanciarse de él y a Amazon a romper un millonario contrato para producir y distribuir cuatro de sus filmes, algo recurrido en tribunales por el director, quien le reclama al gigante de la distribución 68 millones de dólares.
Su largometraje A Rainy Day in New York, parte de ese acuerdo, quedó en un limbo en Estados Unidos y será estrenado en salas en los meses siguientes en algunos países europeos.