Él no para de bailar y ellas no dejan de mostrarle su afecto, se quita la chamarra y vuelven los gritos de la sinrazón, como si el efecto Chayanne las trasladara a una etapa adolescente.
Su conexión no es sólo con la música y las palabras, Chayanne también utiliza la mímica. Así manda besos a las cámaras de los celulares que registran su actuación, hace corazones con las manos, sonríe coquetamente y hasta se toma selfies.
También dedica un set acústico que provoca suspiros. Y por supuesto, convierte en realidad el sueño de muchas al elegir a una sola para bailar Tiempo de vals, aunque la elegida prefirió colgarse a su cuello y no hubo nada, ni nadie, que por unos segundos, la quitara de ahí.
En una hora y 50 minutos, miles se transportan a un mundo en el que el baile es rey, porque para Chayanne “si sabes caminar y sabes bajar las escaleras… entonces saber bailar”.