Nada detiene a los rescatistas en su lucha de seguir dándole esperanza a México, siguen en la búsqueda de personas atrapadas bajo las montañas de escombros en que quedaron las estructuras tras el temblor de gran magnitud que ya sobrepasa los 250 muertos.
No importa si están cansados, empolvados, con las manos lastimadas… integrantes del Ejército y la Marina, Topos, bomberos, paramédicos y voluntarios respiran profundo, se secan el sudor, piden un poco de agua y continúan retirando piedras, escombros, intentando salvar a aquellos que no pudieron salir de sus viviendas o lugares de trabajo.
Son cientos apoyando, pero organizados. Atienden las indicaciones y dejan picos y palas cuando los puños se levantan para pedir silencio y poder escuchar a quien está atrapado.
Sus rostros cambian cuando se rescata un cuerpo inerte, pero siguen intentándolo, salvar a los que más se puedan.
Y cada vez que logran sacar con vida a alguna víctima, se respira un aire de que en el país hay una leve esperanza a pesar de la tragedia, dando fuerza a México.
Sin embargo, los brigadistas también necesitan ayuda: guantes, cubrebocas, herramientas, cascos, lámparas, pilas, para protegerlos y puedan seguir salvando vidas, por lo que es necesario acudir a los centros de acopio y darles ese apoyo.
Tras el terremoto de 1985, cientos de voluntarios se unieron para trabajar en las labores de rescate, dando origen a la brigada Topos.
Actualmente están capacitados para apoyar en desastres naturales tanto en nuestro país como en el exterior.
El grupo no recibe retribución de ningún tipo parte de autoridades nacionales o locales y se mantiene de donaciones.
Los fundadores de los Topos se separaron y cada uno crea su propia brigada con el mismo fin:
Topos Azteca (uniforme color naranja)
Topos Tlaltelolco (uniforme color rojo)
Brigada 19 de septiembre (uniforme color azul)
Rescate Internacional Topos (uniforme naranja con negro)
Es la cuerda que se ata el Topo a la cintura para entrar por algún hueco; si hubiera un colapso de la estructura y quedara atrapado, éste jala dos veces la cuerda para notificar que sigue con vida y puedan rescatarlo.
Los topos que ingresan a la zona usan cascos de color claro para que sus compañeros puedan distinguirlos.
Puño arriba y cerrado:
Guardar silencio para escuchar el grito de auxilio de la víctima
La palma de la mano:
Nadie se mueve
Un dedo:
Sigamos trabajando
Brazos arriba:
Se necesita agua
– Se prohíbe a helicópteros y drones sobrevolar porque su ruido obstaculiza el rescate
La tecnología fue usada esta ocasión para el bien… Ante la tragedia, Google y Facebook se sumaron a la ubicación de personas con la Alerta SOS y Safety Check, respectivamente. Inclusive Muchas personas atrapadas se comunicaron por Whatsapp para pedir ayuda.
Las Alertas SOS y el Mapa de Crisis de Google brindaban información sobre el sismo de 7.1 grados, así como encontrar los lugares para solicitar ayuda médica o de comunicación e informar si se tienen datos de alguna persona.
Mientras el Safety Check de Facebook permite solicitar ayuda y constatar si los contactos que viven en la zona están bien.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) establece pautas para el manejo de cadáveres en una situación de desastre.
El manual está basado en las investigaciones de Oliver Morgan, de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, quien encontró que los cadáveres en desastres naturales no son un riesgo de salud pública.
Es decir, no hay evidencia de que después de un desastre los cadáveres sean un riesgo de epidemias; más bien, es más probable que los sobrevivientes sean la fuente de un brote de enfermedad.
La guía de la OMS establece de qué forma la gente que ayuda en un desastre debe manejar la recuperación, identificación, almacenamiento y depósito de los muertos, y cómo ayudar a las familias a aceptar esa muerte.
Si es necesario, recomienda un entierro temporal. Pero no el uso de sustancias químicas cáusticas para tratar de "desinfectar" un cuerpo ya que, dice, éstas no tienen efectos y dificultan la identificación.
Lo que sí se debe hacer es tener ciertas precauciones básicas con el manejo de cadáveres, como el uso de guantes y lavado de manos, lo cual ayuda a proteger de infecciones que pueden estar presentes en el cuerpo durante dos días, como tuberculosis, hepatitis B y C y enfermedades diarreicas. El virus de VIH puede sobrevivir seis días en un cadáver.